«Teresa, ¿quién es Jesús?»

El pasado 25 de marzo Teresa profesó los votos solemnes junto con dos hermanas religiosas. Aquí cuenta su camino hasta llegar a la profesión.

Teresa pedini meeting testimonianza
Suor Teresa al Meeting de Rimini

Nací y crecí en el campo, en Emilia Romagna, en el seno de una familia católica de Comunión y Liberación, junto con otras familias de la comunidad de Imola. Allí fue donde se plantó en mi vida la semilla de una comunión posible dentro de la Iglesia.

En mi último año de Gioventù Studentesca, sor Elena, misionera de la San Carlos, dio un testimonio a la comunidad de Imola. Mirándola, volvió a encenderse en mí el deseo de felicidad, después de unos años de cansancio y sufrimiento. Me dije: «¿Y si Jesús me pidiese también darle toda mi vida?». Esta pregunta me ha acompañado desde que era niña. Un día, mi abuela me enseñó un documental de Madre Teresa de Calcuta. Recuerdo la cara sonriente de la santa y la frase que les decía a todos después de haberlo visto: «¡Quiero ser como esa monja!». Luego dejé de lado esta inquietud porque no conseguía mirarla a la cara. 

Al terminar el colegio, fui a estudiar a Ferrara, pues había conocido a algunos universitarios de CL que me habían llamado la atención. Fueron años preciosos. Empecé a descubrir la belleza de la amistad cristiana, dándome con los demás por algo grande. El día comenzaba con la oración comunitaria de los laudes. Los estudiantes de arquitectura más mayores ayudaban a los recién llegados, se nos invitaba a formar parte de la junta universitaria, organizábamos exposiciones, diálogos, encuentros y viajes para conocer la arquitectura contemporánea europea. 

Un día, Yu, un compañero de clase chino, me preguntó: «Teresa, ¿quién es Jesús?». ¡Sus palabras encendieron en mí el ardor misionero! Le conocí en la universidad durante un proyecto de investigación. Nunca había oído hablar de Jesús. Gracias a él, mi corazón se abrió al mundo entero. Empecé a entender que todos deseaban conocer a Jesús y a la Iglesia.

Empecé a descubrir la belleza de la amistad cristiana.

Cada mes, don Marco, un sacerdote de la Fraternidad, venía a estar con los universitarios de Ferrara del movimiento. Me impactaba su vida radical, de modo que me atreví a hablarle del deseo que llevaba en el corazón, ser por entero de Jesús. Don Marco me respondió: «Si Jesús te está pidiendo que le des tu vida, empieza a ir a misa todos los días para conocerle». Yendo a misa todas las tardes a la iglesia cerca del piso donde vivía, nació en mí la pregunta por la oración: «no sé rezar. ¿Me enseñas?». ¡Era un regalo poder tener alguien al que pedir ayuda!

Un día, don Marco me dijo: «Tienes una gran tarea en la Iglesia». ¿Cómo podía decirlo con tanta certeza? Su ayuda simple y discreta y la intuición de que el Señor me estaba llamando, me llevó a las misioneras de la Fraternidad San Carlos. Su hábito me atraía, porque todos podían ver que eran solo de Jesús.

Las misioneras son la casa donde he descubierto todos los deseos que, de un modo confuso, me habían acompañado durante mi vida. Es la casa donde, dándome por entero, excavando en el pozo profundo de mi historia, he encontrado la alegría de ser tal y como Dios me ha pensado y querido desde siempre. Las palabras de santa Teresa del Niño Jesús han marcado en mí un punto de inflexión: «Jesús, tú me bastas. Contigo lo tengo todo». Cada día, mis preguntas, mis deseos, mis dolores y mis alegrías encuentran su espacio en la relación con Cristo, el único que responde a la sed infinita de mi corazón y que nunca se cansa de repetirme: «Yo estoy contigo».

«¿Quién eres tú, Jesús?». Esta es la pregunta que me acompaña. Deseo conocer tu rostro, deseo entrar en tu vida, deseo estar contigo en mi cotidianidad sencilla, con mis hermanas, y deseo anunciar a todos que tú estás con nosotros.

Contenido relacionado

Ver todo
  • Testimonios

El corazón de la confesión

De la catequesis al descubrimiento del valor de los sacramentos. La historia de Maria Gabriella.

  • Giacomo Landoni
Leer
  • Testimonios

Un amigo verdadero, un amigo para siempre

En la fiesta de la Anunciación, Giulia Parete se consagró a Dios profesando los votos solemnes junto con otras dos jóvenes Misioneras. Esta es su historia.

  • Giulia Parete
Leer