Un lugar de testimonio y misión

En un mundo cada vez más individualista, el verdadero testimonio es la comunión.

Pasquero
En el jardín de la parroquia de San Adalberto (Praga).

Hace un año nos dieron dos nuevas parroquias, san Cirilo y Metodio y San Adalberto. Este hecho ha sido un cambio para nuestra misión de Praga y un nuevo desafío para la comunidad de Comunión y Liberación que se ha ido formando en estos veintidós años en torno a nuestra casa desde que llegamos a República Checa.

En lo que respecta a nosotros, el desafío consiste en que, más que antes, estamos llamados a dirigirnos a personas que ya viven una experiencia de fe consolidada, ya sea porque participan de la vida de otros movimientos eclesiales o porque traen a sus espaldas una larga formación parroquial.

Esta circunstancia es nueva para nosotros. Hasta ahora, la mayor parte de las personas a las que íbamos conociendo estaban en búsqueda, se habían adherido de manera natural a la propuesta de nuestro carisma o había nacido con ellas una relación personal. Ahora, de un modo más evidente, estamos llamados a ser verdaderamente padres de todos.

En estos meses nos hemos preguntado qué ofrecemos a las personas que se nos confían. Lo primero que ha sorprendido a los parroquianos es la vida comunitaria que llevamos los tres sacerdotes de la Fraternidad San Carlos.

Lo primero que ha sorprendido a los parroquianos es nuestra forma de vida comunitaria

Me acuerdo de una cena que tuvimos hace unos meses con una familia de la parroquia de san Adalberto. Querían conocer mejor a su párroco y durante la cena hicieron muchas preguntas, no solo por curiosidad, sino con una necesidad de descubrir realmente quiénes somos. Me decían que lo que más les impresionaba era que cada cosa que hacemos o decimos tiene su origen en nuestra unidad. Esto me sorprendió, porque creo que aún tenemos mucho camino por delante para llegar a vivir realmente la comunión que deseamos. Pero para las personas que nos conocen por primera vez el simple hecho de que tres sacerdotes tomen decisiones juntos es un gran testimonio.

A medida que pasa el tiempo nos damos cuenta de todo lo que podemos proponer en la parroquia, ya sean las preparaciones a los sacramentos, una peregrinación o un encuentro cultural. Todo ello puede ser verdaderamente novedad, no tanto porque se organice bien −que también es necesario− sino en la medida en que es fruto de la experiencia de fraternidad que vivimos entre nosotros. Esta es la verdadera novedad, porque la comunión es lo que falta cada vez más en este mundo individualista en el que vivimos, también en las familias.

Mi propuesta de catequesis en la parroquia es un intento de vivir, también con los jóvenes, la amistad de la que empecé a formar parte, y que fue una de las razones por las que entré en la Fraternidad San Carlos. Ha sido bonito, con el paso de los meses, ver cómo nacía y crecía esta amistad entre los jóvenes. Espero que nuestras propuestas −desde el grupo de ancianos a los encuentros de las familias, o los grupos de preparación a los sacramentos− posibiliten cada vez más formar una verdadera comunidad, porque solo una comunidad puede ser lugar de testimonio y de misión.

Contenido relacionado

Ver todo
  • Testimonios

Tres experiencias, un solo don

Por las calles de Asunción, historias de caridad y acogida, que vuelven a despertar el deseo de pertenecer a Dios.

  • Patricio Hacin
Leer
  • Testimonios

Una fiesta para todos

En Grenoble, una propuesta sencilla se convierte en ocasión de descubrir la belleza de la amistad con Jesús.

  • suor Mariagiulia Cremonesi
Leer
  • Testimonios

«Hallo, Jesus!»

En Bonn, una ciudad multicultural, los más jóvenes aún pueden encontrarse con Cristo.

  • Nicola Robotti
Leer